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Daniel Pintado se proclamó campeón olímpico de los 20 km marcha
Aún no lo asimilaba, Daniel Pintado se sentía que estaba en un evento nacional en su natal Cuenca, tanto así que cuando vio la cinta de París 2024 ni siquiera la tomó en sus manos entrando a la meta. La emoción lo embargó y en lo único que pensó en ese momento fue en sus hijos: Nicolás y Monserrate, quienes lo veían desde Ecuador, a miles de kilómetros de distancia.
“Yo sinceramente pensaba en ellos justo ayer puse esta fotito en la bandera Ecuador, de mis hijos, le mandé hacer estas cuelleras que llevan hielo, aquí mi Mami me sorprendió con una frase que ‘Con Dios todo es posible’ y el dije que me regaló mi hijo. Honestamente creo que son los detalles los que nos hacen campeones olímpicos, porque físicamente todos estamos al mismo nivel como pudieron ver al último se definió la competencia”, dijo Daniel a la prensa ecuatoriana tras finalizar la carrera y pasar por un gran número de periodistas de todo el mundo que querían conocer sus impresiones.
Fue una carrera muy exigente de principio a fin. El brasileño Caio Bonfim fue el que tomó la delantera, pero pronto lo absorbió el potente pelotón en el que iban campeones mundiales, medallistas olímpicos, lo mejor de lo mejor del mundo de la marcha.
Daniel junto al otro ecuatoriano David Hurtado lograron mantenerse en el grupo líder hasta pasada la mitad de la carrera, pero esta no se definió sino hasta la última vuelta cuando Bonfim y Pintado eran los favoritos para quedarse con el título. Al entrar a la meta en el circuito de Trocádero, en los pies de la Torre Eiffel, Daniel entraba solo para imponer 1:18:55, bajando el registro de Jefferson Pérez en estas citas (Beijin 2008 logró plata con 1:19:15).
Pero lo que muchos no imaginan es como llegaba Daniel a esta prueba. “Cuando fui a Río (2016) pensé que podía ganar, pero fui 37. Cuando fui a Tokio (2021). También creí que tenía condiciones y fui 12°, y hoy que tenía un poquito más de dudas de que podía ser capaz, se dieron las cosas”.
Daniel cuenta que la noche anterior se encerró en su habitación a llorar, porque no se sentía capaz de lograrlo, pero desde Ecuador tuvo el aliento de su hijo Nico: “Estaba muy nervioso. Me hacía falta mi familia me hacía falta mi hijo y saben que él me mandaba un audio y mi hijo de 9 años me tranquilizaba ‘tranquilo papi, sabes que te queremos, pase lo que pase, siempre vas a ser un campeón”.
Y es que han sido largos meses de ardua preparación alejado de su familia. “Creo que solo el oro iba a decirme que vale la pena tanto esfuerzo, porque muchas veces soñé con el oro, pero cuando nacieron mis hijos, creo que ese es el regalo y el premio más grande que tengo en mi vida. Entonces estando lejos de ellos, obviamente ha sido muy duro y he pasado en campamentos en los que he estado llorando, en los que mi entrenador Andrés Chocho me ha tenido que decir ‘sé fuerte porque necesitas darles un nuevo estilo de vida a tus hijos, ser campeón olímpico te puede cambiar la vida’”.