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América Latina, «la región más olvidada» por el Reino Unido

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Londres, 24 oct (EFE).- América Latina es la parte del mundo más desatendida por el Reino Unido, no sólo por sus instituciones políticas, sino también por sus empresas y medios de comunicación, que se dejan llevar habitualmente por un enfoque negativo de la región.

Ese es el diagnóstico rotundo, pero esperanzado, de Jeremy Browne, nuevo director general de Canning House, el foro de encuentro en Londres entre América Latina y el Reino Unido, quien revisó en una entrevista con EFE el estado de esas relaciones.

«El Reino Unido tiene una predisposición global y debe tenerla. Pero la parte del mundo más desatendida en la conversación nacional, en mi opinión, es Latinoamérica. Y no es sólo el Gobierno y el Parlamento, sino también los negocios, los medios y otras manifestaciones de la vida pública», señala.

Para este antiguo diputado liberaldemócrata y exsecretario de Estado para Europa y las Américas, resulta «difícil» mantener una conversación en el Reino Unido sobre la región, porque «el conocimiento de base y la atención que se le presta es mucho menor que a otras partes del mundo».

Gran parte de ese problema se debe, según Browne, de 52 años, al «prisma negativo» que proyectan muchas veces los medios de la realidad latinoamericana, centrados en «la corrupción, la violencia, y el tráfico de drogas».

«Esto ofrece una visión desequilibrada de las oportunidades en América Latina. No es que no sean problemas reales, porque existen de verdad con la desigualdad de la riqueza o la tasa de asesinatos. Pero eso no es toda la película», dice.

MIRADA ASIÁTICA

Además de su experiencia política, Browne también ha trabajado en la City de Londres, uno de los epicentros financieros del mundo. Y allí también pudo comprobar que los grandes inversores presumían de sus conocimientos de China y Asia, pero que su conocimiento de América Latina era mucho más superficial.

«Puede que algunos hayan estado en Brasil., pero probablemente en ningún otro sitio excepto quizá México, Santiago de Chile o algo así. Y sus negocios prestan mucha menos atención a Latinoamérica», señala.

Browne quiere ser «realista». Sabe que el Reino Unido siempre tendrá otras prioridades internacionales, pero entiende que la misión de Canning House es recordar las oportunidades comerciales, académicas o científicas que se abren con una región «que en gran parte comparte las ideas británicas y europeas» en asuntos como la democracia o el medioambiente.

Eso es algo que pudo descubrir en conversaciones con sus colegas latinos como responsable de la política americana en el Ejecutivo de coalición entre 2010 y 2012.

En esos encuentros constató que muchas veces las piezas encajaban con naturalidad porque los puntos de partida eran similares, a diferencia de otros países con los que sólo comenzar a hablar ya representaba una dificultad.

ALIADO POLÍTICO

Canning House fue fundada en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, y lleva el nombre de George Canning, un político inglés del siglo XIX que, como ministro de Exteriores, contribuyó en gran manera a impulsar la independencia de las colonias americanas de España y Portugal.

Se da la curiosa circunstancia de que Canning era hasta este mismo jueves el primer ministro más breve de la historia del país (119 días, ya que falleció repentinamente), pero Liz Truss le arrebató ese dudoso récord al dimitir tras 45 días.

«Nuestra misión sigue siendo la misma que hace 80 años: actuar como un foro para conectar el Reino Unido con Latinoamérica, ser el punto de reunión para crear esas redes», considera Browne.

Al frente de la institución, quiere hacer hincapié en las relaciones con América Latina desde todos los ángulos, pero especialmente el comercial, después de que los británicos abandonasen la Unión Europea y apostasen por un proyecto de «Reino Unido global».

«Reino Unido es un país del G7, la quinta o sexta economía del mundo, (pero) como socio comercial de la mayoría de países latinoamericanos estamos entre el puesto 14 y 16. Así que comercialmente estamos por debajo de nuestras posibilidades», opina.

Pero no solo desde el punto de vista económico esa relación puede aportar beneficios. En opinión de Browne, el hecho de que la gran mayoría de países de la región se hayan convertido en democracias estables los convierte en aliados valiosos en la batalla por la supervivencia de las sociedades abiertas en este siglo.

Pese a todo, tampoco exime de responsabilidad a los gobiernos latinoamericanos, en los que desearía una mayor implicación en los grandes problemas mundiales.

«A lo largo de los años me ha impactado cómo los países latinoamericanos pueden a veces excluirse a si mismos de las conversaciones globales. Están felices de habar de problemas como el cambio climático, (pero) en las controversias entre diferentes Estados la tendencia es a quedarse al margen o neutrales», dice. EFE