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Elvira Lind y Óscar Isaac llevan la humanidad en una cárcel hasta los Óscar
La emotiva y humanista historia del trabajador de una cárcel ha llevado hasta los Óscar a la directora y guionista Elvira Lind y al actor Óscar Isaac, que con el cortometraje «The Letter Room» aspiran también a fomentar un debate sobre la crisis del sistema penal en Estados Unidos.
«No solo castigamos a la persona que está entre rejas sino también a todos los que están a su alrededor que le quieren», dijo Lind a Efe.
«Es importante recordar que cuando alguien recibe una condena larga (…) también estamos destruyendo las vidas de muchas otras personas», añadió.
«The Letter Room» luchará por el Óscar al mejor cortometraje de ficción frente a «Feeling Through», «The Present», «Two Distant Strangers» y «White Eye».
Para la danesa Elvira Lind y el guatemalteco Óscar Isaac, este proyecto era especial mucho antes de desembarcar en la gran gala del cine puesto que se casaron en 2017 y tienen dos hijos en común.
«Escribí ‘The Letter Room’ con él en mente porque es mi actor favorito, como te puede imaginar…», bromeó.
Lind detalló que fue «fantástico» y «muy divertido» trabajar con Isaac, uno de los actores latinos más requeridos de Hollywood gracias a «Inside Llewyn Davis» (2013), «Ex Machina» (2014), «Show Me a Hero» (2015) o la tercera trilogía de «Star Wars».
«Tiene una manera increíble de transformarse. También entiende de verdad mi humor así que fue una colaboración mágica», afirmó.
Aunque Isaac es productor ejecutivo además de protagonista del corto, Elvira Lind y la productora Sofia Sondervan serían las dos personas que recibirían el Óscar por «The Letter Room» si finalmente este corto se llevara la estatuilla.
CARTAS EN LA OSCURIDAD
Con Alia Shawkat redondeando el elenco, «The Letter Room» pone su foco en Richard (Isaac), un funcionario de prisiones al que le encargan una nueva función dentro de la cárcel: revisar la correspondencia de los reclusos.
Esta tarea debería ser una labor rutinaria más dentro de un lugar frío y deshumanizado, pero Richard comienza poco a poco a involucrarse emocionalmente con las cartas que pasan por sus manos.
Lind, que debuta con «The Letter Room» en la ficción tras años dedicada al documental, explicó que la historia de corto era algo que había tenido en su cabeza «durante mucho tiempo».
«Escuché un podcast hace años sobre unos hombres que escribían cartas a una mujer de la que estaban enamorados. Y luego descubrieron que esa mujer era, en realidad, un hombre estafándoles y robándoles dinero», explicó.
Sin embargo, Lind dijo que esos presos, aunque quedaron con «el corazón roto» al averiguar la mentira detrás de esas cartas, echaron luego de menos ese contacto humano con el exterior por muy falso que fuera.
La cineasta también reflexionó sobre la «ambivalencia» que muestra Richard, quien «trata de identificarse con la gente con la que trabaja» a ambos lados de las rejas.
«Pero no se relaciona emocionalmente con el concepto de la pena de muerte», aclaró.
«Él piensa: ‘Eso no depende de mí’. Y creo que eso es un reflejo a pequeña escala de cómo todos podemos verlo, de que pensamos que no tiene que ver con nosotros cuando, en realidad, somos parte de una sociedad y un país que apoya la pena de muerte en muchos estados», opinó.
En otro sentido, Lind enfatizó que Richard es una persona muy solitaria y aislada pese a que no está encerrado en una cárcel como los presos de «The Letter Room».
«Esas cartas son como una telenovela en la vida real para él. Las lee y son tan románticas y hermosas… Quizá es lo más cerca que Richard haya estado nunca del romance. No creo que intente robarles ese amor. Simplemente lo ve como un entretenimiento, se lo traga todo, le encanta y piensa: ‘Oh, aquí viene un nuevo capítulo…’», argumentó.
Por último, Lind habló sobre el tono a veces cómico y siempre emotivo de este cortometraje y opinó que, en lugar de un drama mucho más intenso o profundo, «The Letter Room» puede apelar a la reflexión del público sobre el sistema penal «riéndose» con esta historia a la vez que «entiende» el problema que hay detrás de ella. EFE