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Ecuador pone fin al Estado de excepción sin una cura a la vista de la COVID-19

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El Estado de excepción en Ecuador llega a su fin este domingo y desde mañana, lunes, se eliminan la mayor parte de restricciones aplicadas desde el inicio de la pandemia del coronavirus, aunque sin un horizonte muy cercano de cura y el clamor oficial para que la gente se cuide por sí misma.

Con más de 116.000 personas contagiadas en los últimos seis meses y más de 7.000 muertos confirmados de la COVID-19, Ecuador volverá el lunes a la llamada nueva normalidad, aunque con ciertas normativas para evitar que la pandemia se desate.

El Comité de Operaciones de Emergencia (COE), que se instaló el pasado 12 de marzo, confirmó que el Estado de excepción concluirá este domingo a la medianoche y con él se acabará también el toque de queda y la restricción para reuniones particulares.

No obstante, las clases presenciales en las escuelas públicas seguirán suspendidas, se mantendrá el teletrabajo para personas vulnerables y las fronteras y puertos continuarán con restricciones.

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Únicamente se mantendrán abiertos los centros de atención en el puente internacional de Rumichaca, fronterizo con Colombia, y el de Huaquillas, con Perú, para actividades de comercio y paso de personas que cumplan los requisitos respectivos.

Asimismo, quedarán suspendidas las concentraciones en sitios públicos y el funcionamiento de centros cerrados como discotecas o bares, hasta nueva orden.

Además, las autoridades municipales han adoptado medidas sobre la circulación de vehículos y otras disposiciones en procura de minimizar la amenaza de contagio y permitir la reactivación económica, otro de los objetivos de la desescalada.

Juan Zapata, director del Sistema Integrado de Seguridad Ciudadana (ECU-911), que formó parte del COE en estos seis meses, dijo a Efe que, si bien el Estado de excepción llega a su fin, la emergencia sanitaria se mantiene porque el virus (SARS-CoV-2) continúa en el país como en el primer día de la pandemia.

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«La vacuna no va a llegar mañana» y, por lo tanto, «la emergencia sanitaria no termina», remarcó.

Este virus «ha demostrado al mundo que es letal», pero ahora hay que apelar a la corresponsabilidad de la población para afrontar de la mejor forma a la pandemia, apostilló.

Zapata recordó que han habido «buenos ejemplos» de la actitud ciudadana frente a la pandemia, como en la reapertura de balnearios playeros, donde no se han registrado mayores dificultades, o la reanudación del campeonato de fútbol sin público en las gradas.

«Cuando hay un compromiso ciudadano, las cosa salen» bien, remarcó, aunque también dejó en claro que si la pandemia, eventualmente, se sale de control, las autoridades podrían volver a adoptar medidas severas de restricción a la movilidad.

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Y es que, si así lo determinaran los informes, existe la posibilidad de «limitar el libre tránsito», o aplicar «estados de excepción o toques de queda focalizados» en determinadas jurisdicciones donde así se demande, agregó.

«Esperemos no llegar a esos escenarios» y que la ciudadanía contribuya a la protección sanitaria, apuntó Zapata, quien destacó que en los últimos días se ha registrado un alivio en las unidades hospitalarias, sobre todo en Quito, donde se había concentrado el foco de la pandemia en las últimas semanas.

Zapata hizo un llamado a la ciudadanía para que adopte a largo plazo las medidas biosantarias básicas como el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico de al menos dos metros de distancia y el lavado frecuente de manos.

De su lado, el director general del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, Rommel Salazar, anunció que entre las medias «post estado de excepción», se incluye la norma para que cada empleador garantice el cuidado biosanitario de sus trabajadores.

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Asimismo, remarcó que no se otorgarán permisos para la realización de espectáculos públicos y que se mantendrá el sistema de «semaforización epidemiológica», que incluye niveles de restricción según la situación de la pandemia en cada municipio.

El presidente del país, Lenín Moreno, en la última reunión del COE celebrada el pasado viernes, pidió a los ciudadanos una dosis de «corresponsabilidad» para garantizar la salud y la vida de todos los ecuatorianos.

«No podemos bajar los brazos, el virus no ha desaparecido. El futuro está en nuestras manos, hay que sembrarlo con responsabilidad», apostilló el jefe del Estado.

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