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Silencio electoral en Ecuador en víspera de la crucial votación de este domingo

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Ecuador vive este sábado un silencio electoral previo a unos comicios cruciales de los que saldrá el reemplazo de Lenín Moreno, y que supone un nuevo enfrentamiento entre dos formas de gobierno radicalmente opuestas y enfrentadas desde hace más de una década.

Más de 13 millones de electores están llamados a las urnas, 410.000 de los cuales residen en el exterior, para elegir entre 16 binomios a su presidente y vicepresidente, además de 137 miembros de la Asamblea Nacional y cinco representantes del Parlamento Andino.

El jueves se inició la primera jornada de votación adelantada para 8.300 privados de libertad, y el viernes prosiguió el sufragio bajo la modalidad de Voto en Casa para mayores de 50 años y personas con discapacidad física del 75 %.

En Ecuador también pueden votar 22.429 extranjeros con residencia legal, y para los ecuatorianos que residen en el exterior se instalarán 936 mesas de votación en tres circunscripciones: América Latina, África y el Caribe; Europa, Asia y Oceanía; y Estados Unidos y Canadá, donde se elegirá a seis representantes.

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La campaña electoral finalizó en la medianoche del jueves, cuando quedó prohibido por ley cualquier acto de proselitismo político. Además, desde el mediodía del viernes reina la ley seca, un procedimiento habitual que se sigue en procesos electorales en el país suramericano.

Ecuador es la primera nación latinoamericana que acude a las urnas este 2021, en plena pandemia de coronavirus, y ante el desafío de garantizar la modalidad presencial, al ser el voto obligatorio para los residentes en el país entre 18 y los 65 años, y facultativo entre los 16 y los 18, y mayores de 65 años.

DESCRÉDITO DE LOS POLÍTICOS

Parten como favoritos, según las últimas encuestas publicadas, el candidato del correísmo Andrés Arauz, seguido por el conservador Guillermo Lasso, que concurre por tercera ocasión, y el representante indígena y ambientalista Yaku Pérez.

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Pero el descrédito de la población en torno a los sondeos de intención de voto, así como del propio organismo electoral y la clase política era hoy palpable.

Así lo explicó a Efe Yaquelina Yuquina, de 22 años, madre de un niño de corta edad en el centro histórico de la capital ecuatoriana.

«Creo que ninguno de nuestros candidatos nos muestran un favor para la ciudadanía o cómo hemos estado pasando con esta pandemia. Todos piensan en su bienestar», señala al revelar que tiene intenciones de depositar en la urna un voto nulo, en protesta por el distanciamiento de los políticos «y las clase bajas».

Vendedora ambulante de mascarillas, esta joven expresa que la pandemia ha hecho estragos en la economía de los más desfavorecidos, y aunque afirma tener «muchos amigos que van a votar por Lasso», considera que ningún candidato tiene la talla para asumir la Presidencia.

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En similares términos se expresa otra comerciante ambulante quiteña, Miriam Álvarez, de 54 años. En su caso, censura que siendo Ecuador un país tan pequeño se presenten 16 candidatos a presidente, «es demasiado, a veces no sabemos ni por quién votar».

«Mi sustento diario es vender, el día a día era de 25 a 30 dólares, ahora no alcanzamos ni a los 10», se lamenta al mostrar su desconfianza de las propuestas de campaña: «Uno me propone mil dólares, otro 500… No les creo a los políticos», zanja.

Aunque las elecciones estarán vigiladas por unos 3.000 observadores, en su mayoría nacionales, a los que se suman individuos y organismos internacionales como la OEA, no son pocos los ecuatorianos que tienen dudas acerca del funcionamiento del Consejo Nacional Electoral y afirman que los propios candidatos estarían «comprando» no solo encuestas, sino también los resultados.

Se trata de un proceso bajo la lupa después de que en la segunda vuelta de las presidenciales de 2017 surgieran sospechas de fraude al producirse una suerte de apagón digital.

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OBJETIVO «CARONDELET»

En aquella ocasión, el candidato conservador Guillermo Lasso acusó al correísmo de manipular el recuento, y ahora son estos últimos los que advierten de un posible fraude.

«Lamentablemente, la situación política que vive el país es terrible, estamos viendo que hay una acometida de la derecha nunca antes vista», afirma con tono vehemente René Maldonado, de 51 años y oriundo de la ciudad de Santo Domingo, aunque radicado en Quito.

Antes de acusar a la prensa de «corrupta» y «culpable de confundir a la gente», este ciudadano revela que votará por Arauz.

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«Me parece que es el proyecto político al que debió haberse encaminado Moreno, pero no lo hizo porque traicionó los principios para beneficiar a un grupo de banqueros y oligarcas que toda la vida ha dominado el país», sostiene.

Con la atomización de candidatos, en Ecuador suele resultar poco probable que uno de ellos gane en una primera vuelta, aunque no imposible. De hecho, Rafael Correa triunfó en una única votación en 2009 y 2013.

En caso de necesidad de una segunda vuelta para los presidenciales, esta tendrá lugar conforme al calendario electoral, el 11 de abril.

El nuevo mandatario tiene fijado por la Constitución la toma de posesión el 24 de mayo, cuando se convertirá en nuevo inquilino del palacio presidencial de Carondelet, donde luce desde diciembre y tras una sentencia judicial, una placa que recuerda a los condenados por el caso «Sobornos 2012-2016», entre los que figura Correa. EFE

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