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Asamblea echa a andar en Ecuador con posible acuerdo de Lasso con correísmo

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La Asamblea Nacional de Ecuador empieza este viernes una nueva legislatura bajo una fuerte fragmentación que no facilitará las cosas al futuro presidente Guillermo Lasso, quien podría haber llegado a un acuerdo momentáneo con el correísmo (por el expresidente Rafael Correa) para salir de sus apuros.

Y es que a falta de un anuncio oficial, la legislatura parece comenzar, según los principales medios locales, con una suerte de tregua en la que la correísta Unión por la Esperanza (UNES) podría dar este viernes su apoyo al bloque que forman los conservadores Creando Oportunidades (CREO), de Lasso, y sus aliados del Partido Socialcristiano (PSC).

Ello permitiría, como inicio, que el presidente del Poder Legislativo sea de este último partido, para más adelante sacar adelante algunas leyes cruciales.

BALÓN DE OXÍGENO

Una extraña alianza que el politólogo ecuatoriano César Ulloa justifica en el hecho de que Lasso necesita un balón de oxígeno para al menos su primer año de Gobierno y que, a la vez, otorga una victoria política a UNES después de la derrota de su candidato Andrés Arauz en el balotaje del 11 de abril.

«El gran jugador es UNES, esto le permite maniobrar desde la función más importante del Estado, que es la Asamblea, y mantener como prisionero al presidente de la República», dijo.

La composición de la actual legislatura salió de las elecciones generales del 7 de febrero, en la que UNES obtuvo 49 escaños, el grupo parlamentario más numeroso.

Le siguen por este orden el movimiento indígena Pachakutik, con 26 (originalmente 27, pero un asambleísta abandonó sus filas hace dos días); Izquierda Democrática y PSC, con 18 cada uno, y CREO, con 12.

A ellos se agregan catorce escaños independientes hasta los 137 que conformarán la cámara, que por primera vez desde 2007 parte sin una mayoría clara porque todo este tiempo el correísmo había tenido inicialmente su control.

Mañana, a partir de las 10.00 locales (15.00 GMT), se demostrará la fortaleza de esta a priori inusual alianza cuando se voten a las autoridades de la Asamblea, y entre ellas a su presidente.

Preguntado por Efe sobre cómo suman fuerzas quienes hasta el 11 de abril eran acérrimos enemigos, Ulloa considera que el presidente electo sufre «el dilema del prisionero», el de que «está atado a una asamblea» con la que no puede gobernar.

«En su desespero de tener cierta gobernabilidad, por lo menos en el primer año, ha tenido que acordar con su enemigo histórico», dijo lisa y llanamente.

Lasso y el correísmo han estado enfrentados desde la misma fundación de CREO en 2012, un rivalidad que se ha manifestado con fuerza en las elecciones de 2013, 2017 (denunció fraude para que ganara Lenín Moreno) y 2021.

Pero en el fondo, destaca Ulloa, tienen cosas en común: «Son partidos conservadores, no son progresistas en derechos de cuarta generación».

Eso sí, «muy distintos en cuanto a la concepción económica del estado», por lo que el académico cree que las tres partes podrían llegar a algún tipo de acuerdo en esta materia para permitir la gobernabilidad el primer año.

¿REVISION JUDICIAL?

Esa alianza sería más frágil en torno a las demandas de reforma que el FMI hizo a Ecuador el año pasado para abrirle una línea de crédito de 6.500 millones de dólares (en 2020 le adelantó 4.000 millones), pero aun así Ulloa sostiene que no es tan blanco o negro pues todos «tienen claro que Ecuador no tiene plata y que debe llegar de los multilaterales».

Su preocupación pasa más por la posibilidad de que Lasso haya aceptado algún tipo de revisión de procesos judiciales contra líderes correístas estos últimos cuatro años.

«Se hablaba en algunos círculos de comisiones de la verdad, de desempolvar acciones judiciales, lo que a mi modo de ver violaría la autonomía de la función judicial», sentencia.

La aparente distensión política comenzó la misma noche de su victoria, cuando Arauz y el expresidente Correa aceptaron la derrota en un inusual tono conciliador para el país.

«Suerte a Guillermo Lasso, su éxito será el de Ecuador. Solo le pido que cese el lawfare (persecución judicial), que destruye vidas y familias», escribió Correa.

Lasso, que asumirá la Presidencia el 24 de mayo, recogió el guante un día después y aseguró que no llega al Gobierno con listas de perseguidos.

El pacto en ciernes, cuya estabilidad empezará a comprobarse este viernes, ha sido visto con recelo por Pachakutik, que aspiraba a tener la Presidencia de la Asamblea, y más aún, desde afuera, como por ejemplo el expolítico Fernando Balda, que en 2018 llevó a Correa al banquillo de los acusados por su breve secuestro en Colombia.

«La alianza PSC-CREO-UNES, Nebot-Lasso-Correa, ha sido develada. Ya es un acto consumado que causa la indignación incluso de los que apoyaron con toda su gestión y prestigio a Lasso. Nosotros no caímos en la trampa», escribió en redes.

Para Lasso sin embargo, la conciliación entra dentro de su promesa electoral de un nuevo «Ecuador del encuentro», y desde luego de poder gobernar. EFE