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Biden propone a un latino para dirigir la Salud y designa a Fauci como su asesor médico

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«Cuando trabajas con la Casa Blanca, a veces tienes que decir las cosas una, dos, tres, cuatro veces y luego pasan. Por lo que continuaré apretando», aseguraba en marzo el epidemiólogo Anthony Fauci, el elegido por el presidente electo, Joe Biden, como su asesor médico jefe.

De esa manera, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés) describía su relación con los presidentes, días después de que su gesto de taparse la cara tras una frase del mandatario Donald Trump se hiciera viral en las redes sociales.

El mayor experto de EE.UU. en enfermedades infecciosas y asesor de seis presidentes, incluido Trump, con quien ha mantenido notorias divergencias sobre la estrategia para combatir el coronavirus, seguirá siendo con Biden una «voz esencial» para informar al público; una labor vital en tiempos de pandemia.

A sus 79 años es uno de los líderes en la lucha contra el coronavirus, aplica sus más de 35 años de experiencia al frente de NIAID y es la cara más popular de la Administración respecto a la covid-19.

Cuando Trump dijo que la vacuna estaría lista «pronto», Fauci, que forma parte del equipo de trabajo de la Casa Blanca frente al coronavirus, clarificó con insistencia que tardaría en llegar entre 12 y 18 meses; cuando el presidente aseguró al inicio de la pandemia que esta acabaría al llegar la primavera, el epidemiólogo matizó que no había manera de saberlo, pues era un virus desconocido.

Y así, en diversas ocasiones a lo largo del año.

De hecho, Trump insinuó que había pensado en relevarlo del cargo, pero luego dio marcha atrás al reconocer la enorme popularidad del médico, de quien se comercializan numerosas camisetas con su rostro y lemas como «En Fauci confiamos».

CUIDANDO LA CREDIBILIDAD

A pesar de rechazar muchas cosas de las que dice el mandatario saliente, Fauci siempre ha hecho equilibrios para no enfrentarse directamente a Trump, una práctica que ya le había funcionado antes, ya que desde 1984 ha sobrevivido como director de NIAID a seis presidentes.

«Uno nunca debe destruir su propia credibilidad y tampoco quiere ir a la guerra con el presidente», apuntó en una entrevista reciente.

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