Tailandia celebra este martes el Año Nuevo budista en medio del brote más fuerte de la pandemia de la covid-19, que ha obligado a limitar los festejos mientras las autoridades habilitan hospitales provisionales para alojar a los infectados.
Esta jornada el país, que hasta el momento había mantenido bajo control la propagación del virus, registró 965 nuevos casos, una de las cifra más altas desde el inicio de la pandemia.
Las festividades del Songkran, como se conoce en Tailandia esta fecha que discurre hasta el día 15, se han restringido a los ritos religiosos y las autoridades han pedido a los ciudadanos evitar las tradicionales batallas de agua, al igual que sucedió el año pasado.
Desde finales de la semana pasada, los bares y establecimientos de ocio nocturno de casi todo el país, incluido Bangkok, permanecen cerrados por orden del gobierno central.
Aunque el Ejecutivo no ha impuesto prohibiciones en los viajes internos durante las vacaciones más importantes del calendario tailandés, algunos gobernadores regionales han establecido medidas, como cuarentenas o la necesidad de un test negativo, para entrar en sus jurisdicciones si se procede de una zona de alto riesgo.
Las autoridades también han establecido varios centros provisionales y hospitales de campaña en la capital y otras urbes para alojar a infectados, que en el peor de los escenarios esgrimidos por los expertos podrían llegar a más de 20.000 al día.
Desde el inicio de la pandemia y hasta hoy, Tailandia ha registrado un total de 34.575 casos, incluidos 97 fallecidos.
Los expertos médicos incidieron previamente en la idea de que este último brote se pudo expandir entre los clientes de varios bares de una popular zona de ocio nocturno en Bangkok.
Según los doctores, muchos de los casos estarían infectados con la conocida como variante británica del virus, que se propaga de manera más rápida, y advirtieron de que el actual brote puede tardar meses en remitir.
Tailandia comenzó a vacunar el 28 de febrero con el suero de la empresa china Sinovac, aunque el ritmo de administración es lento debido a que su estrategia depende en mayor medida de la fórmula de AstraZeneca, la mayoría producida en el propio país.
Menos de 100.000 personas entre los casi 70 millones de habitantes del país han recibido ya la segunda dosis de la vacuna.
AÑO NUEVO, ENTRE VIOLENCIA
Además de Tailandia, en otros países como Camboya, donde también se registra un importante brote de la covid-19, y Birmania, inmersa en una violenta represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones en rechazo del golpe de Estado, se conmemora este Año Nuevo tradicional.
Miles de birmanos han expresado en las redes sociales durante el Thingyan, como se conoce la fecha, su anhelo por el restablecimiento de la democracia usurpada por la sublevación militar del 1 de febrero; y mandan una serie de mensajes de paz y esperanza.
«Lucharemos por la democracia», «todo terminará bien» o «nunca nos rendiremos», son algunos de los mensajes publicados por los opositores al mando castrense, que ha reprimido con tácticas brutales al movimiento de disidencia y ha dejado desde la asonada al menos 710 muertos en todo el país.
A raíz del golpe de Estado, la realización de pruebas para detectar el virus se han desplomado, al igual que la campaña de vacunación.
El año nuevo budista también se celebra en Laos, Sri Lanka, en el sur de China y en el noreste de India. EFE
