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La alerta por la pandemia, con la notable excepción china, se apagó en 2022

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Ginebra, 9 dic (EFE).- La pandemia de covid-19 dejó de ser la principal preocupación de la humanidad en 2022, desplazada por la guerra en Ucrania y la crisis económica asociada a ella, pero este año los contagios fueron incluso más que en los dos años anteriores, y llegaron a sacudir socialmente a China, el país donde se originó.

La variante ómicron, descubierta a finales de 2021 y que se expandió rápidamente durante los primeros meses de este año al ser más contagiosa que las anteriores, cambió el signo de la pandemia: ésta golpeó a más gente que nunca, pero de forma menos grave.

«La intensidad del contagio de ómicron que vimos este año fue impresionante, en la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvimos que rediseñar las curvas de contagio ante el fuerte aumento de casos», recordó en comentarios a EFE la jefa de la unidad técnica anticovid del organismo, Maria Van Kerkhove.

Se llegaron a batir récords de hasta 23 millones de casos globales a la semana en enero, cifras que cuadruplicaban los máximos de 2020 y 2021, y en lo que va de año ha habido 330 millones de contagios confirmados, más de la mitad de los de toda la pandemia, y eso sin contar los muchos que ya no se reportan por ser leves.

Pronto se comprobó que la explosión de casos no iba asociada a un pico igual de muertes, ni a hospitales saturados, por lo que a nivel social y político la alerta se redujo, justo en el momento en el que la invasión rusa de Ucrania redirigió las portadas de la prensa hacia otros temas.

Incluso en el sector sanitario causó más alarma a mediados de este año un brote de viruela del mono (rebautizada por la OMS como «mpox»), pese a que sus cifras (80.000 casos globales y medio centenar de muertes) no pueden bajo ningún punto de vista compararse con las del covid.

La mayoría de los países levantaron en 2022 las medidas de prevención en sus fronteras, las mascarillas dejaron de usarse masivamente y volvieron sin casi limitaciones la generalidad de los grandes eventos, como el Mundial de Qatar.

La gran excepción ha sido China, que después de haber esquivado la pandemia en 2020 y 2021 pese a que los primeros casos en el mundo se declararan en su ciudad central de Wuhan, en 2022 se vio golpeada por la ola ómicron, con hasta 500.000 casos semanales en el país en sus peores momentos.

China reaccionó a ello con su polémica política de «covid cero», consistente en seguir aislando a los positivos, confinar barrios enteros y constantes pruebas PCR a la gente, lo que llegó a paralizar durante meses grandes urbes como Xian o Shanghai.

Agotados por las draconianas medidas, ciudadanos de varias urbes chinas han salido en las últimas semanas a la calle para exigir el fin de esas medidas, un inusual movimiento de protesta que ha obligado a Pekín a relajar en algo las medidas preventivas.

Aunque la pandemia se ve como algo del pasado en casi todo el mundo, la OMS ha insistido durante todo 2022 en que no hay que bajar la guardia, ya que mientras el coronavirus circule puede seguir mutando a variantes más peligrosas. Ómicron evoluciona con gran rapidez y ya se han detectado medio centenar de subvariantes.

«El virus no se ha ido, sigue evolucionando ante nuestros ojos, y hay que seguir vigilándolo, más cuando hay gente que sigue muriendo por esta causa», subrayó Van Kerkhove, quien también alertó sobre los millones de casos no reportados actualmente por el descenso de los tests: «La cifra real podría ser cinco veces mayor de la oficial».

La OMS sigue sin levantar la emergencia internacional declarada por la covid en enero de 2020 y este año ha recomendado una segunda vacuna de refuerzo para los grupos de riesgo (ancianos, trabajadores sanitarios o enfermos crónicos).

En la lucha farmacéutica contra el coronavirus, este año hubo avances en los tratamientos, como la puesta a punto de los primeros antivirales para casos no graves, pero que pueden evolucionar de forma negativa.

«Ahora hay que investigar más en vacunas que puedan administrarse por inhalación, y también tenemos que poner el foco en la covid persistente», afirmó Van Kerkhove.

Importante este año fue el acuerdo logrado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para suspender durante cinco años las patentes para las vacunas anticovid, algo con lo que se espera mejorar las bajas tasas de vacunación en los países más pobres, que no alcanzan aún el 25 %.

En la media global se roza el 70 % de personas vacunadas, y se han administrado 13.000 millones de dosis, equivalentes a más de una y media por cada habitante del planeta.

En casi tres años, la OMS ha registrado al menos 640 millones de casos de covid-19 y 6,6 millones de muertes, aunque estudios de la organización elevaban los fallecimientos directos e indirectos por la enfermedad a 15 millones a mediados de este año. EFE

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