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Venezolanos migrantes abandonan Chile y enfrentan nuevas complicaciones

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Venezolanos migrantes abandonan Chile y Perú ante la imposibilidad de legalizar su estatus migratorio, pero enfrentan otros problemas: rutas bloqueadas para alcanzar otro destino y regresar a una Venezuela que sigue teniendo muchos problemas.

Una imagen se repite en la televisión estatal venezolana: el regreso de migrantes varados entre Chile y Perú en vuelos organizados por el gobierno de Nicolás Maduro.

En ese punto se encuentran quienes caminan para intentar entrar a Chile y quienes salen de ese país buscando otro destino, pero tampoco pueden cruzar a Perú. Sin papeles todas las puertas se cierran. La mayoría va andando como Carolina Jiménez, que emigró en 2017 en plena hiperinflación, y volvió a Venezuela en abril de 2023.

«Porque no nos quieren dar papeles. Duré dos años y medio en Chile, entramos por trocha. Y duré tres años en Perú», resume Jiménez, una de los más de 2.000 extranjeros que han dejado este año Santiago de Chile. Su esposo se quedó en Colombia, para caminar hacia Estados Unidos.

«Me vine pagando pasaje, de Santiago a Arica, pasamos la trocha. Corrimos con la suerte de pasar la trocha con las niñas, en la madrugada. La ONU me ayudó en Colombia a llegar a Cúcuta», apunta.

Helena Riera entró a Chile en 2015, con papeles. Allá pudo trabajar pero regresó en abril por motivos emocionales, y especialmente por cómo ha cambiado la percepción al respecto de los venezolanos.

«Es muy desagradable vivir en un país donde no eres bien recibido. Hay una xenofobia enorme por un aumento de la inseguridad y también por la entrada irregular de tantos venezolanos», explica a RFI.

Coincide con Doris Colmenares, que se fue a Chile huyendo de la escasez de alimentos y la delincuencia, y ahora está de nuevo en Caracas.

«Los motivos por los que nosotros nos habíamos ido a Chile ya no existían en Venezuela, por ejemplo las colas para los productos básicos o los robos a diario, eso ya no existía. Cuando yo llegué en el 2017 a Chile la gente nos amaba, mientras que ahora ya no nos quieren mucho», dice.

Venezuela no se arregló. Carolina vive de nuevo muchos de los problemas que tenía antes de emigrar: falta de servicios, alto costo de la vida y problemas económicos. Pero siente que está mejor.

«Yo sé que aquí todavía no hay calidad de vida, pero a como estaba allá que tenía un estrés, ahora me siento más tranquila», asegura.

Distinto y a la vez, igual

Helena Riera encontró un país distinto y a la vez, igual.

«Todo dolarizado, todo carísimo, y todo un desprendimiento importante en el ciudadano del Gobierno y del Estado. En mi casa, por ejemplo, no llega agua hace cuatro años», señala.

El regreso de venezolanos migrantes es por goteo. En la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, estiman que quienes han vuelto representan apenas entre 3% y 6% de los cerca de siete millones que se han ido y se siguen yendo del país, según datos de ACNUR.

Muchos otros se van de Chile, de Perú o de Ecuador hacia Colombia, para buscar papeles o trabajo, o enfilan su ruta hacia Estados Unidos, protagonizando una segunda, tercera o cuarta migración en menos de una década.