Desafíos de la Política en la Era Digital: Amenazas de los ‘Deepfakes’ y Desinformación

Los Ángeles, EEUU — En un panorama político ya de por sí tenso y controversial, surge un nuevo desafío en la era digital. Según Gabriela Sued, investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigaciones de Matemáticas Aplicadas y Sistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México, los ‘deepfakes’ y la desinformación se perfilan como unos de los mayores riesgos para la democracia, así lo afirmó en declaraciones a la Voz de América.

La creciente presencia de tecnologías como los ‘deepfakes’, que permiten la manipulación de videos e imágenes para crear contenido falso o engañoso, plantea una amenaza significativa en el ámbito político. Estas herramientas pueden ser utilizadas para difundir información falsa con facilidad y confundir a la opinión pública, poniendo en entredicho la veracidad de lo que se presenta en los medios digitales. La proliferación de la desinformación, ya sea a través de ‘deepfakes’, noticias falsas o manipulación de datos, socava la integridad del proceso democrático al distorsionar la percepción de la realidad y minar la confianza en las instituciones y en la información verídica.

En un escenario donde la opinión pública es influenciada de manera creciente por el contenido digital, resulta fundamental abordar estos desafíos de manera proactiva y efectiva.

Ante esta realidad, Gabriela Sued insta a la sociedad a ser crítica y reflexiva en su consumo de información digital, verificando las fuentes, cotejando la veracidad de los contenidos y promoviendo la educación mediática.

Asimismo, resalta la importancia de que los gobiernos y las plataformas tecnológicas implementen medidas para combatir la propagación de ‘deepfakes’ y desinformación, protegiendo así la integridad del debate político y la toma de decisiones informadas. En el complejo entramado de la política contemporánea, donde la influencia de lo digital es cada vez más predominante, la lucha contra los ‘deepfakes’ y la desinformación se erige como un desafío crucial para preservar la transparencia, la verdad y la legitimidad de los procesos democráticos.

Con conciencia y acción colectiva, es posible enfrentar estos retos y fortalecer los cimientos de una democracia sólida y resiliente en la era digital.