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Ucrania Utiliza Misiles Norteamericanos en Ataque a Rusia

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En una escalada significativa del conflicto entre Ucrania y Rusia, Ucrania lanzó por primera vez misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos contra objetivos dentro del territorio ruso. El ataque, dirigido a depósitos de municiones en la región de Bryansk, ocurrió antes del amanecer y marcó un giro estratégico en la guerra que ya lleva 1.000 días. Este movimiento se dio tras el anuncio del presidente Joe Biden de autorizar el uso de estos sistemas de armas, un cambio en la política estadounidense que había mantenido estas armas restringidas a usos exclusivamente defensivos o contra objetivos en territorio ucraniano.

La efectividad de este ataque ha sido objeto de disputa. El Ministerio de Defensa ruso informó haber derribado la mayoría de los misiles, afirmando que solo hubo daños menores debido a fragmentos de un cohete, sin reporte de víctimas. Por su parte, Ucrania, a través del Estado Mayor militar, confirmó haber causado daños significativos a los almacenes de municiones rusos en Bryansk, aunque no se especificó explícitamente el uso del sistema ATACMS, confirmado más tarde por una fuente ucraniana anónima.

Esta acción militar se produce en un contexto de creciente tensión internacional, especialmente tras la participación de tropas norcoreanas en el conflicto del lado ruso, un factor que, según el Pentágono, ha contribuido a la decisión de cambiar la política. La subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, subrayó la gravedad de la intervención de Corea del Norte, sugiriendo que esta escalada no fue unilateral por parte de Ucrania o Estados Unidos.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy ha buscado durante mucho tiempo la capacidad de atacar dentro de Rusia para contrarrestar la ventaja estratégica de Moscú, especialmente después de que Ucrania capturara y mantuviera parte de la región rusa de Kursk. La autorización de Biden para usar estos misiles representa no solo una nueva fase en la guerra, sino también un desafío a la política de contención y evitar la escalada con Rusia, que hasta ahora había caracterizado la participación de Estados Unidos en el conflicto.

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