Política
Félix Wong Ministro de Gobierno Desmiente Acusaciones en Medio de Juicio Político
En un clima de tensión política en Ecuador, la asambleísta Paola Cabezas, del bloque de la Revolución Ciudadana, elevó una denuncia que alborotó los pasillos de la Asamblea Nacional. Según Cabezas, el ministro de Gobierno, Arturo Félix Wong, habría intentado influir en los legisladores antes de la crucial votación para decidir el destino de la ministra del Interior, Mónica Palencia, acusada de incumplimiento de funciones en un contexto de creciente inseguridad. Sin embargo, Wong ha salido al frente para negar categóricamente estas alegaciones.
«No he estado paseando por los curules. Quien ha paseado como perro por su casa ha sido el crimen organizado,» declaró Wong en una respuesta que busca desviar la atención hacia lo que él considera el verdadero problema del país: la seguridad. Esta afirmación llegó sin que el ministro se pronunciara sobre el resultado de los votos que decidieron la continuidad de Palencia en su cargo, una votación que no logró los 92 votos requeridos para su destitución, quedándose en 77.
El juicio político contra Palencia se ha convertido en un escenario donde no solo se debate su gestión, sino también las dinámicas de poder y la ética política. Las palabras de Félix Wong reflejan una estrategia de defensa común en la política: redirigir la crítica hacia un enemigo común, en este caso, el crimen organizado, evitando así el foco sobre las acusaciones de Cabezas y manteniendo la atención en la problemática de la seguridad nacional.
Este episodio subraya las fricciones entre el poder ejecutivo y legislativo en Ecuador, evidenciando cómo las acusaciones de este tipo pueden ser utilizadas tanto como herramientas de presión política como de distracción. Mientras tanto, la ciudadanía observa y participa activamente a través de las redes sociales, donde las reacciones varían desde el apoyo a la ministra hasta la crítica por la supuesta intervención del ministro en el proceso legislativo.
El desenlace de este proceso deja claro que, más allá de las votaciones y las declaraciones, el desafío de Ecuador con la seguridad y la gobernanza sigue siendo un tema candente y de alta prioridad, esperando acciones concretas que trasciendan la retórica política.
