El próximo nueve de octubre del año 2020 la ciudad de Guayaquil junto a sus dignatarios, funcionarios y demás autoridades que integran el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Guayaquil, presidirán los festejos del Bicentenario de la gesta gloriosa que anunció la libertad de este pueblo guayaquileño rebelde que no aceptó continuar con la tiranía; este pueblo guayaquileño luchador e inclaudicable que jamás se dio por vencido; este pueblo trabajador e indomable al que la piratería pretendió dominar lo que, nunca consiguió ni siquiera prendiéndole fuego a la ciudad.
Este pueblo guayaquileño forjado con el calor del sol y con el barro que cubre las riberas bañadas por las aguas del rio y del estero; guayaquileño de espíritu inmortal e invencible como el sol, como el viento e incorruptible como el guayacán vencedor del tiempo; ese espíritu indomable de lucha inclaudicable nos legaron aquellos hombres que ayer nos dieron la libertad.
Ese espíritu indomable lo vemos hoy en tiempos de pandemia en aquellos hombres y mujeres que se sacrificaron atendiendo día y noche a las personas de toda condición social que fueron infectadas con el COVID-19 y estos son los médicos, enfermeras, paramédicos, bomberos, policías, militares y otros que estuvieron en la primera línea de atención y en peligro con la infección.
A todos estos hombres y mujeres valientes muchos de los cuales fallecieron al pie de la lucha por salvar la vida de otros, le debemos gratitud y parte de esa gratitud es mantenerlos en los puestos de trabajo garantizándole su empleo y continuidad y no despedirlos ya que, al dejarlos sin empleo nos transformamos en seres insensibles, ingratos y despreciables, ya que no existe ninguna justificación para despedir a aquellos que no solamente se pusieron en riesgos de contagiarse, sino que también pusieron en riesgos a sus familias.
No me voy a referir a la actitud del poder central para tratar por intermedio del Ministerio de Salud, la pandemia en la ciudad de Guayaquil; pero por el momento si se debe valorar la actitud asumida por la primera autoridad municipal, por la alcaldesa de Guayaquil, la doctora Cinthia Viteri Jiménez, quien en compañía de la empresa privada y de cantidad de voluntarios que, hicieron propia esta lucha para evitar que el contagio y fallecimiento con y por el coronavirus continúe de manera ascendente; este liderazgo demostró una vez más que, la ciudad de Guayaquil tiene una digna representante que, es una verdadera “madera de guerrero”.
En la próxima entrega anotaré de manera detallada la labor realizada por la alcaldesa y su grupo de trabajo.
Atte.
Abg. Pedro Núñez Lavayen. Mgtr.
