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mayo 5, 2024
diciembre 14, 2020
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Una enfermera de Queens, la primera neoyorquina en recibir la vacuna

Sandra Lindsay trabaja como enfermera de UCI en el Long Island Jewish Medical Center, en el distrito neoyorquino de Queens, territorio considerado zona cero en los meses iniciales de la Covid-19.

Este lunes, pasadas las nueve de la mañana, Lindsay se ha convertido en la gran protagonista nacional en el llamado día-V. Ha sido la primera persona, según coincidieron los medios, que en Estados Unidos recibe la vacuna producidad por Pfizer y BioNTech contra el coronavirus.

El inicio de esta despliegue de vacunación, considerado el mayor tras el emprendido con el desembarco en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial, ha sucedido la jornada en que el peaje por esta enfermedad alcanzaba los 300.000 difuntos en EE.UU., récord mundial.

Los trabajadores sanitarios, de geriátricos y los residentes en estos centros son los destinatarios de los cerca de tres millones de dosis iniciales. Así arranca la más ambiciosa campaña de vacunación que ha habido en la historia estadounidense.

Lindsay ha estado en el frente de lucha todos estos meses, en un barrio donde moría más gente que en ningún otro lugar del país.

En aquellas trágicas semanas a partir de mediados de marzo, las sirenas de las ambulancias sonaban a todas horas, presagio de lo peor. Los siniestros camiones refrigerados, las morgues sobre ruedas, se hallaban estacionados a las puertas de los hospitales.

Han habido aplausos cuando la doctora Chester ha inyectado el suero en el brazo de su compañera. Dicen que es la luz al final del túnel, aunque todavía queda un largo trecho por recorrer. “Sabe lo que hace”, ha dicho Lindsay sobre el trabajo de la doctora. No le ha dolido. “No ha sido nada diferente a otras vacunas, estoy bien”, ha añadido. 

“Me siento esperanzada por este día, es el principio del final de una época dolorosa en nuestra historia. Tengo plena confianza en que la vacuna es segura”, ha insistido. Pero, a falta de meses para que esto sea masivo, ha rogado no bajar la guardia, “debemos seguir con la mascarilla, con la distancia social, con las prevenciones”.

Tras varios meses de contención, el contagio se ha vuelto a generalizar. Hay más de 100.000 hospitalizados en los hospitales estadounidenses, muchos cerca el colapso. Cada día se rondan los 200.000 nuevos positivos y se ha superado los 3.000 muertos en tan sólo 24 horas, cifra superior a lo que supuso el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001.

Ese primer pinchazo se ha podido seguir en la cuenta de Twitter del gobernador Andrew Cuomo, que se ha colgado la medalla por ser el pionero en la distribución del antídoto. Es otra de las curiosidades de esta crisis. El presidente Donald Trump ha dicho que se repartiría la vacuna a todos los estados, menos a Nueva York. Cuomo, que había expresado dudas por las prisas que imprimía el presidente, le ha ganado la partida por la mano.

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