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Para algunos inversionistas en Hollywood, la pandemia abrió nuevas puertas

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La crisis del coronavirus ha trastocado la economía tradicional de Hollywood, atrayendo a los inversores de noticias al negocio del cine.

Cuando las esperadas secuelas de “Coming to America” y “Mission: Impossible” lleguen a los cines, este año y el próximo, Brian Oliver verá los créditos de su compañía en la pantalla de una manera que, según él, no era probable antes de la pandemia.

El mes pasado, el productor y financista nominado al Oscar, de 49 años, firmó un acuerdo de más de $200 millones con Paramount Pictures para financiar hasta una cuarta parte del presupuesto en 10 películas, incluida “Top Gun: Maverick”, prevista para el próximo año. A cambio, compartirá las ganancias o pérdidas de los films.

Él ve el acuerdo de financiamiento de múltiples cintas como una señal de que los estudios están cada vez más ansiosos por atraer socios para ayudar a mitigar los riesgos de financiamiento de películas en un momento en que los cines siguen cerrados, en gran medida. Anteriormente, Oliver solo se había asociado con Paramount en proyectos individuales que no eran de franquicia, como la película biográfica de Elton John, “Rocketman”.

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“Sin la pandemia, creo que no hubiéramos firmado este acuerdo”, reflexionó Oliver, fundador y director ejecutivo de New Republic Pictures, con sede en Los Ángeles. “Cuanto más tiempo el mercado cinematográfico esté inhibido de funcionar por la situación actual, más estudios intentarán otro tipo de financiación”.

El COVID-19 ha invertido las fuentes de ingresos de las que Hollywood alguna vez pudo depender. Como los cines aún no abrieron sus puertas ni lograron atraer a sus fanáticos por completo, los estudios debieron encontrar otras formas de estrenar sus películas y recuperar las inversiones. Los cineastas independientes enfrentan mayores presupuestos para cumplir con los nuevos protocolos de seguridad y la falta de cobertura de seguro para protegerse de las pérdidas si los rodajes se cancelan. Eso abrió las compuertas para acuerdos de venta de cintas a compañías de transmisión y a personas ricas en EE.UU y en el extranjero, que pueden respaldar la producción cinematográfica.

“La pandemia y su impacto negativo en la exhibición en cines ciertamente cambió el mercado de financiamiento de películas de estudio”, destacó Ken Deutsch, socio de Latham Watkins, quien asesoró a New Republic en su nuevo acuerdo. “Hay un nuevo conjunto de riesgos en el sistema: retrasos en la producción, falta de cobertura de seguros, aumentos de costos, cierres de salas, etc. Y esos riesgos afectan a todas las cintas, incluidos los que anteriormente se habrían considerado franquicias de ‘apuesta segura’. Estos riesgos crearon nuevas oportunidades de inversión que antes no estaban disponibles, y están atrayendo a nuevos participantes”.

Los acuerdos de financiamiento de múltiples films, como el convenido entre Paramount y New Republic, han disminuido en los últimos años. Mientras la taquilla se concentraba en un menor número de grandes spin-offs y secuelas, los estudios sintieron menos necesidad de atraer inversores para mantener todas las ganancias de sus películas.

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Pero ello podría estar cambiando dada la incertidumbre en torno a la taquilla, advirtieron abogados de la industria del entretenimiento y ejecutivos de estudios.

“Tener un enfoque de cartera para invertir en largometrajes, en el que se posean algunas al 100% y realicen inversiones de terceros con otras, ayuda a nivelar los altibajos del rendimiento”, destacó Andrew Gumpert, director de operaciones de Paramount Pictures. “No sería descabellado ver que los estudios y otras productoras realizan acuerdos similares para múltiples películas, especialmente cuando, en el clima económico actual, invertir en activos [cinematográficos] podría resultar atractivo para terceros inversores”.

Los acuerdos de múltiples películas -que algunos llaman financiamientos de pizarra- tienen una historia ambivalente en Hollywood. Algunos terminaron en juicios después de que los inversores se quedaran con las pérdidas. Más recientemente, los estudios pudieron encontrar dinero y formar asociaciones estratégicas con empresas chinas que podrían ayudar a distribuir sus cintas en la segunda taquilla más grande del mundo. Pero la agitación política llevó a que algunos de esos acuerdos fracasaran.

El acuerdo de Universal Pictures con Perfect World Pictures, con sede en Beijing, se extiende hasta 2021. Warner Bros. tenía un convenio con Rat-Pac Dune, pero éste terminó en 2018. Sony, en 2017, rescindió un acuerdo de $200 millones con LStar Capital, una rama del grupo de capital privado Lone Star Funds, con sede en Dallas, y no lo ha reemplazado aún. Disney no ha realizado un pacto con terceros inversores desde hace muchos años.

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Los representantes de los estudios se negaron a comentar sobre sus asociaciones financieras.

El origen del acuerdo de Paramount con New Republic en realidad databa de antes de la pandemia. Oliver ya había demostrado su valía como productor, con las ganadoras del Oscar “Rocketman” y “Black Swan” entre sus créditos. EL productor dio inicio a New Republic Pictures en 2017 con el respaldo de fondos de personas adineradas con sede en Mónaco y España.

La pandemia hizo que a muchos productores independientes les resulte realmente más difícil obtener financiación para sus películas. “Ahora tienen que lanzar una red mucho más amplia… ya que los financiadores institucionales tradicionales no están dispuestos a correr el riesgo de producir durante el COVID”, comentó Sean Jefferson, abogado de finanzas de cine en Frankfurt Kurnit Klein & Selz, con sede en Nueva York.

A diferencia de los grandes estudios respaldados por importantes conglomerados de medios como Comcast Corp y AT&T, estas producciones de pequeño presupuesto no pueden permitirse las pérdidas relacionadas con los cierres de producción, y ya enfrentan costos más altos debido a los protocolos de seguridad.

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Por lo general, los productores independientes dependen de los bancos, que cobran unos pocos puntos porcentuales de interés para prestarles fondos que cubran los costos de producción. Pero sin un seguro que respalde los riesgos de un cierre vinculado al COVID-19, muchos bancos no están dispuestos a apoyar esas películas.

Algunos inversores nuevos y de los ya existentes intentan cerrar la brecha de financiación. Una de estas firmas es la financiera BondIt Media Capital, con sede en Santa Mónica, financiada por Accord Financial de Canadá y el fondo Revere Capital, con sede en Dallas. Algunos de los proyectos en los que ha invertido incluyen la serie de televisión “Dive Club”, filmada en Australia para Netflix.

“La consideramos bastante abrumadora”, destacó el cofundador y director ejecutivo Matthew Helderman, refiriéndose a la demanda de los servicios de la empresa. “Somos cautelosamente optimistas de que esto seguirá así durante los próximos 12 meses”.
Él cree que la empresa ha invertido un 30% más de fondos de lo previsto durante este año.

Además, el incremento de las producciones a nivel internacional en países donde la tasa de infección es menor ha atraído a nuevos inversores de esas regiones.

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Las producciones pueden reducir los riesgos filmando en estados y países donde la pandemia ha sido contenida, como Australia, Nueva Zelanda y ciertas partes de Escandinavia.

Los inversores también pueden verse tentados por el mayor interés que se paga por financiar películas o programas de televisión. Por ejemplo, pueden cobrar de tres a cuatro veces lo que los bancos ganarían normalmente por financiar producciones, destacó Christopher Spicer, socio de Akin Gump, que asesora a bancos e inversores en temas de entretenimiento.

“Un financista puede obtener una prima significativa si está dispuesto a asumir el riesgo del COVID, porque es prohibitivo obtener un seguro ahora para cubrir eso”, explicó Spicer.

Aún así, algunos bancos están encontrando formas de trabajar con productores y estudios independientes.

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“Hemos estado más ocupados que nunca”, destacó Bennett Pozil, vicepresidente ejecutivo de East West Bank, con sede en Pasadena. El ejecutivo citó el aumento de la transmisión de contenidos y el hecho de que los banqueros están trabajando más para encontrar formas creativas de financiar películas dados los desafíos causados por la pandemia.

A los clientes del banco se ha sumado Tyler Perry, uno de los pocos productores independientes que pudieron reanudar la filmación de sus proyectos. Perry siguió varias medidas de salud y seguridad, como poner en cuarentena a todo su equipo en su estudio en Atlanta, para evitar brotes del coronavirus. Varios abogados de la industria del entretenimiento señalaron que ellos también estaban muy ocupados, sorprendentemente, trabajando en acuerdos. “Si el ritmo actual continúa durante el cuarto trimestre, este será mi año más activo en una década”, destacó Lindsay Conner, quien dirige el área de cine, televisión y contenido digital en la firma de abogados Manatt, Phelps & Phillips.

Para Conner, la industria del entretenimiento está captando más inversores con efectivo, que se sienten atraídos por compañías cuya valoración puede haber caído o donde sus fuentes habituales de financiamiento se han agotado.

“Hay personas inteligentes que reconocen que los riesgos pueden ser mayores, pero las recompensas también lo son”, destacó. “Los presupuestos de producción han aumentado, y eso brinda oportunidades a inversores que de otro modo no habrían tenido dónde recurrir”.

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Mientras tanto, los estudios tratan de encontrar formas de estrenar sus películas sin los cines y de recuperar inversiones, lo cual contribuye aún más al enjambre de actividad comercial.

Después del éxito de Universal Pictures con el lanzamiento de la cinta animada “Trolls” en línea, con un costo de alquiler de $20, otros realizaron acuerdos lucrativos con empresas de transmisión. Apple reemplazó a Sony como distribuidor del film de Tom Hanks “Greyhound” por alrededor de $70 millones, y Netflix pagó cerca de $30 millones a los patrocinadores de “Malcolm and Marie”, con Zendaya, que fue realizada por menos de $1 millón, según fuentes familiarizadas con las condiciones.

“Todos se dan cuenta de que existe la necesidad de contenido y están tratando de descubrir cómo hacer películas”, comentó Roeg Sutherland, codirector de finanzas de medios de CAA, que participó en la venta de ambas cintas. “La gente invierte mucho más, es el mercado de vendedores más increíble que he visto en los 15 años que llevo trabajando en CAA”, subrayó.

Fuente: Los Ángeles Times

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