La Política de Puertas Abiertas de Lula: Un Dilema Venezolano en Brasil

En un giro que podría ser el argumento de una telenovela sudamericana, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha decidido adoptar una política de «venezolanos bienvenidos» que es tan generosa como la porción de pastel que te dan en una fiesta de cumpleaños… pero solo si eres el primero en llegar.

Lula, con su corazón en la mano y su política en la otra, ha pedido que se trate a los migrantes venezolanos con «mucha responsabilidad y respeto». Es como si dijera: «¡Claro, vengan todos! Pero por favor, no traigan sus problemas económicos como si fueran souvenirs de Venezuela.»

La situación es la siguiente: tras unas elecciones en Venezuela que han dejado más dudas que una partida de ajedrez sin tablero, el flujo de venezolanos hacia Brasil ha aumentado. Lula, en un intento de ser el buen samaritano de América Latina, ha declarado que el gobierno federal tiene la obligación de ayudar. Pero, hay un pero, y es grande como la Amazonía: espera que «Venezuela vuelva a la normalidad» para que todos estos nuevos vecinos regresen a casa. Es como decir: «¡Bienvenidos! Pero, ¿podrían apurarse y arreglar su país para que podamos volver a la normalidad aquí?»

Lula, en su sabiduría, no ha reconocido la victoria de nadie en Venezuela, lo que es un poco como estar en una carrera y no querer decir quién llegó primero porque todos corrieron tan mal. Insiste en que se publiquen las actas electorales, como si eso fuera a resolver la crisis migratoria como por arte de magia.