En la tarde del lunes 11 de marzo de 2024, Paola Roldán falleció, poniendo fin a una vida marcada por la valentía, la determinación y la lucha por un derecho fundamental: el derecho a morir dignamente. Padeciendo esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa e incurable que la dejó paralizada y dependiente de un respirador mecánico, Paola enfrentó su batalla más desafiante: la búsqueda de la despenalización de la eutanasia en Ecuador.
A lo largo de su vida, Paola Roldán fue una luchadora incansable, una voz valiente que elevó su experiencia personal para abogar por aquellos que, como ella, se encontraban atrapados en un sufrimiento insoportable y sin salida.
Su deseo de poder elegir el momento de su partida, de no prolongar un sufrimiento sin esperanza, era una expresión de autonomía y humanidad que resonó en miles de corazones. Si bien la decisión de Paola Roldán fue recibida con críticas por parte de grupos que discrepan con la idea de la eutanasia, su legado perdura en la historia de Ecuador como un hito en la lucha por los derechos individuales y la dignidad humana.
Gracias a su valentía y perseverancia, se abrió la puerta para que los ecuatorianos pudieran acceder a la eutanasia en situaciones extremas de sufrimiento y deterioro de la calidad de vida. Hoy, el nombre de Paola Roldán se erige como símbolo de coraje y empatía, recordándonos la importancia de respetar las decisiones individuales en circunstancias de sufrimiento insoportable.
Su legado perdurará en la memoria colectiva, inspirando a futuras generaciones a defender los derechos fundamentales de todas las personas, incluso en los momentos más difíciles de la vida. En honor a Paola Roldán, su legado vivirá en cada persona que defienda la libertad de elegir cómo enfrentar el final de su vida, en cada voz que se levante en favor de la compasión y el respeto por la dignidad humana.
